"Es su palabra contra la de ustedes", elemento policíaco a trío de pervertidos tras ser detenidos por violentar a una mujer
- “Ella solamente es una, ustedes son tres”: asesora el patrullero de la unidad 389-B2 a trío de pervertidos.
H. Vega
Aguascalientes, Ags. - El día lunes, 26 de julio de 2021, al rededor de las 14:10 Hrs., en plena zona centro, sobre la calle Gral. José María Arteaga, lado sur, al poniente de la Av. General Barragán, aproximadamente a 20 metros de la misma, tres mozalbetes de más de 20 años de edad, quienes traían bolsas negras para recaudar fondos para un supuesto anexo, le cerraron el paso a una mujer, de 40 años de edad, quien acudió a una junta laboral y caminaba hacia General Barragán para reintegrarse a su lugar de trabajo.
Al encontrarse con ellos de frente, sorpresivamente la rodean contra la pared y empezaron a forcejear en contra de la dama para intentar tocarle sus partes íntimas, la fémina, empezó a gritar a la vez que lograba esquivar los ataques, solo lograron lanzar su brazo hacia la pared y ante los gritos, el trío de delincuentes (en supuesto proceso de rehabilitación) se pusieron nerviosos, excepto uno que trataba insistentemente en tocar su parte íntima, y ella logró escabullirse rumbo a General Barragán y ponerse a salvo, mientras que ellos avanzaron tranquilamente hacia el poniente riéndose de lo sucedido.
La mujer, al llegar a la esquina en donde se encuentra el bar "una copa más", observó una patrulla de policía tipo camioneta, en la gasolinera EST1107 de Pemex, a la cual pidió auxilio; les proporcionó sus datos y explicó la violencia sufrida y contestaron con un “deje voy al baño primero…”, ella insistió y el uniformado pidió refuerzos, acto seguido, solicitó a la agredida subir a la camioneta para ir a identificar a los tres mañosos. Fueron detenidos a la altura del 452 de Gral. José María Arteaga, por la patrulla 389-B2, quienes los esposaron y subieron a la misma.
Al realizar la detención, uno de los tres majaderos, seguía haciendo señas obscenas a la dama, mostrando la lengua y el resto riendo de la situación, sin que fueran reprendidos por la autoridad; los elementos policíacos empezaron a cuestionar lo sucedido, mientras los jóvenes relataban su versión de los hechos a su custodio, justificando que ellos solo la abordaron para ofrecerles bolsas negras para la basura (pero ¿todos?, en dicho caso con uno basta para hacer la venta), el patrullero aparentemente les concedió la razón, ya que por su actuar, supuso que era una exageración de la mujer violentada por el aspecto de ellos y se puso a asesorarlos para salir del problema en caso de que los demandara (¡¿?!), sí, lo leyó bien, el guardián del orden los asesoró diciendo: “ella solamente es una, ustedes son tres, es su palabra contra la de ustedes, la van a librar bien fácil si los demanda”…
En un momento dado, ante la permisividad y el evidente favoritismo por estos tipos, ella, quien momentos antes forcejeó para evitar el manoseo del trío de pervertidos, explotó de impotencia y coraje y llamó la atención a todos los patrulleros, a quienes les recordó que ella era quien había sufrido la agresión; acto con el que respondieron rodeándola por los “insultos” a los que estaban siendo objeto, de nueva cuenta le requirieron su nombre completo, e incluso la amenazaron con remitirla a los separos junto con sus agresores. Eso causó la gracia de los detenidos, quienes esposados, desde la patrulla y sintiéndose “respaldados”, comenzaron nuevamente a verla fijamente, a reírse y hacer señas obscenas; de nueva cuenta la mujer les hizo la observación a los policías y sólo se limitaron a obstruir la vista y decir “no le están haciendo nada”.
En ese momento la jefa de la agredida, llegó al lugar y le hizo acompañamiento y la dama pudo librarse de una detención por demás injusta. Vía telefónica empezó a realizar los reportes necesarios, se puso en contacto a través de una funcionaria pública, una mujer atenta, a quien un enlace policíaco le sugirió que la ofendida acudiera al Centro de Justicia para Mujeres. Lo cual, era el procedimiento correcto. Pero también quería conocer los detalles de lo sucedido y para lo cual se contactó con la dama vía telefónica; siendo una persona con ese cargo en las fuerzas del orden, era quien podría asesorar adecuadamente para denunciar a estos potenciales delincuentes agresores de mujeres.
Hizo lo contrario. Durante la llamada, al conocer lo realizado por los pervertidos sujetos y por otro lado, el mal actuar de los elementos policíacos, en ningún momento manifestó empatía con la denunciante, no pondría en duda lo que sus compañeros le reportaran, lo que causó impotencia en ella, diciéndole "con razón nadie denuncia", el enlace policíaco se sintió aludido durante la llamada e hizo creer que a él también le había alzado la voz como a los otros elementos, lo cual no pasó. Pero de nueva cuenta "era la palabra de una mujer". Enseguida colgó, ya no sabía qué tenía que hacer y la patrulla daba vueltas a la cuadra con los agresores, suponiendo qué los remitirían ante algún juez. Finalmente se dirigió a su trabajo, en donde pudo llorar su coraje y frustración.
Posteriormente, el mismo personaje, se puso en contacto, con un tono más conciliador, persuadió y modificó las indicaciones necesarias para que la denuncia se hiciera ante la agente del Ministerio Público, localizada en la Dirección de Justicia en el complejo de Seguridad Pública. Lugar en donde dispuso de un elemento para que le acompañará a la joven mujer ante quien recibiría la denuncia.
Desde el arribo al MP, es evidente la falta de preparación para la atención adecuada a quienes son víctimas de cualquier tipo de violencia, pues quien llega así trae consigo lo desagradable que acaba de vivir, sumando a ello el actuar policíaco y las trabas logísticas que conlleva poner una denuncia, incluyendo el transporte, haciendo la espera con un trato desinteresado y poco cortés, finalmente, la mujer tuvo que repetir por enésima ocasión lo sucedido ante la MP, después de escuchar, envió a un joven ayudante a investigar el paradero de los tres delincuentes a la policía; mientras tanto, la ofendida tuvo que esperar nuevamente mientras la funcionaria estaba sumergida en un mar de documentos que evidentemente le imposibilita brindar una mejor atención, más humana y con empatía. Al retorno del joven, y tras notificar a la agente, ella misma dio a conocer a la joven denunciante que no había forma de que fuera atendida en ese espacio, señalando que era en el Centro de Justicia para Mujeres a donde tenía que haber acudido en primer instancia, solicitando los datos de quien la envió "erróneamente" hasta ese lugar, para luego, enterar a la impotente denunciante de que en ningún lado se encontraban detenidos sus tres agresores (¿¡!?).
Frustración, impotencia y un mal rato fue lo único que quedó, todo con la permisividad de quienes están para proteger y servir al ciudadano. Es por ello que tanta gente evita denunciar ilícitos, pues el actuar de los funcionarios públicos y guardianes del orden, está sujeto a evitar la justicia, sobre todo si en el mal actuar se ve involucrada la misma autoridad ¿Cómo advertir de estos elementos policíacos a la ciudadanía que requiere de apoyo para lograr que se haga justicia? ¿Quiénes son estos degenerados que dejaron en libertad y que hoy en día ya conocen el sistema que les permite seguir molestando a las mujeres sin restricción alguna?.
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