Hijo del Gobernador de Aguascalientes nuevamente seguirá en el CEN del PRI. Las castas de poder siguen imponiendo su voluntad.
- El 79.5% de la población mexicana vive en situación de pobreza y de vulnerabilidad, situación desconocida que no preocupa a la clase gobernante.
Mucho se ha hablado del nepotismo, y aunque la ley diga una cosa, las acciones demuestran otra, y una vez más se demuestra que las castas familiares se imponen, en el gobierno y los partidos políticos impera el nepotismo, el amiguismo y compadrismo. Los apellidos están por encima de todo para ejercer un cargo, los lazos familiares son los que prevalecen.
El poder en México se hereda a través de varias vías, al final de cuentas las castas buscan conservar los mayores ingresos económicos y qué mejor que en la función pública, en donde se manejan grandes cantidades de flujo de dinero, por lo que les resulta necesario imponerse como clase política en los procesos de selección a puestos de elección; han secuestrado la política, el único medio de acceso al poder ante un pueblo adormilado que sigue viendo llegar a los que por interés siguen y seguirán organizándose.
A principios del mes de Agosto del 2011, uno de los personajes más corruptos en México, del grupo de los Moreira, Humberto Moreira Valdés, cuando presidía el Comité Ejecutivo Nacional del PRI, entregó como parte de sus amarres con el gobernador de Aguascalientes Carlos Lozano de la Torre, un nombramiento en el CEN a su hijo José Carlos Lozano Rivera Río; hoy en día en el 2015 de nueva cuenta Lozano de la Torre emprendió una nueva jugada para posicionar a su heredero, en primer instancia buscaba colocarlo como candidato plurinominal a diputado federal en la elección de este año y finalmente sirvió para negociar la posición que ha anunciado su padrino político Manlio Fabio Beltrones en el mismo puesto que desempeñó con Moreira.
Siempre ligado a corruptos. |
La consanguinidad se impuso, está claro que lo al final de cuentas pesa en este país para la perpetuidad en el poder es la dinastía a la que pertenecen, sin importar el arraigo partidista y ocurre en todos los partidos políticos, ninguno se salva de esta enfermedad de poder. Ganar una elección equivale a salir agraciado con el premio mayor de la lotería, pero los que seguimos perdiendo somos y seremos la inmensa mayoría, el pueblo.
Esta especie llega al poder y solo benefician a familiares, amigos e incluso y en menor cantidad a quienes les engorden el caldo, como lo son líderes de colonia que nada tienen que ver con el servicio público, pues este lo secuestra la clase gobernante y solo las tienen a su servicio por unas cuantas migajas a cambio de su movilización de masas en las jornadas electorales.
El gobierno Lozanista se ha caracterizado por proteger su casta política y financiera, nombrando en puestos claves a familiares que se encargarán de tapar triquiñuelas jurídicas o judiciales, con el privilegio del indulto con personajes viles y serviles desde el Congreso Local. Lo cual les asegura que al salir de gobernar se vayan bien forrados en billetes y sin preocupación alguna, mientras en México hay dos millones más de pobres que hace un par de años.
El crecimiento de la población en pobreza pasó de 53.3 millones en el 2012 a 55.3 millones en 2014, un 46.2% del total nacional según el Consejo Nacional de Evaluación de la Política de Desarrollo Social (Coneval).
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